Una novela cruda y desgarradora en la que el lector quedará envuelto, atrapado por las palabras y la atmósfera de terrible, aunque gozosa, fatalidad. Un grupo de niños encuentra un cadáver flotando en las aguas turbias de un canal de riego cercano a la ranchería de La Matosa. El cuerpo resulta ser de la Bruja, una mujer que heredó dicho oficio de su madre fallecida, y a quienes los pobladores de esa zona rural respetaban y temían. Tras el macabro hallazgo, las sospechas y habladurías recaerán sobre un grupo de muchachos del pueblo, a quienes días antes una vecina vio mientras huían de casa de la hechicera, cargando lo que parecía ser un cuerpo inerte. A partir de ahí, los personajes involucrados en el crimen nos contarán su historia mientras los lectores nos sumergimos en la vida de este lugar acosado por la miseria y el abandono, y donde convergen la violencia del erotismo más oscuro y las sórdidas relaciones de poder.
The Witch is dead. And the discovery of her corpse has the whole village investigating the murder. As the novel unfolds in a dazzling linguistic torrent, with each unreliable narrator lingering on new details, new acts of depravity or brutality, Melchor extracts some tiny shred of humanity from these characters—sinners whom most people would write off as irredeemable—forming a lasting portrait of a damned Mexican village. Like Roberto Bolaño's 2666 or Faulkner's novels, Hurricane Season takes place in a world saturated with mythology and violence—real violence, the kind that seeps into the soil, poisoning everything around: it's a world that becomes more and more terrifying the deeper you explore it.
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